La sociedad inglesa es una sociedad terriblemente clasista. Es algo que tal vez no percibas cuando vienes de turista, o cuando resides de manera temporal por un breve período de tiempo. Pero poco a poco, cuando empiezas a entender cómo está estructurada la sociedad en este país casi lo ves como una sociedad de castas india (salvando las distancias). Esto es parecido, pero muy al estilo inglés, muy políticamente correcto.
Un niño aquí está enormemente condicionado por el poder económico de sus padres cuando nace: recibir una educación escolar decente va a depender directamente de este factor.
Simplificando enormemente el complejo sistema educativo británico y su cantidad de tipologías de escuelas (públicas, privadas, independientes, "grammar schools", academias, "free-schools"...) ya que cada una funciona de una manera en cuanto a financiación y curriculum escolar, consideremos tan sólo dos tipos: las escuelas para las que los padres tienen que pagar por que su hijo estudie en ellas (privadas) y las gratuitas (públicas).
El precio medio por alumno en las escuelas privadas era de 11.500 libras al año en 2012. Hay escuelas que llegan a cobrar 30.000 libras anuales por alumno. Estamos hablando de educación obligatoria. Llevar a tu hijo a una de estas escuelas le asegura prácticamente el acceso a las mejores universidades del país y por consiguiente posibilidades de poder llegar a ocupar puestos importantes en un futuro. Esto lleva inevitablemente a que el país esté dirigido en un 80% de los puestos clave por una élite salida de escuelas privadas. Sólo de la escuela de Eton (una de las más caras) sale un 4% de esta élite.
Si una familia no puede permitirse una educación privada para sus hijos tiene que optar por las escuelas públicas. Lejos de ser un modelo homogéneo, el rendimiento en cada una de ellas es muy dispar y lo recoge el órgano oficial de inspección de escuelas (Ofsted) mediante unas puntuaciones en base a sus inspecciones. El requisito para conseguir plaza en una escuela pública determinada es lo cerca que vivas de la misma. Las escuelas públicas con buenas puntuaciones son lógicamente las más solicitadas, por lo que el precio de la vivienda a sus alrededores sube enormemente. En ocasiones tienes que vivir a tan sólo 200 metros de la escuela para conseguir una plaza, con lo cual incluso el lado de la calle en el que vivas puede ser determinante. Esto promueve una vez más que las personas que pueden acceder a las buenas escuelas públicas tengan que tener un poder adquisitivo acorde para poder pagar por vivir dentro del radio. La especulación inmobiliaria a costa del nivel educativo de cada escuela está servido. Incluso las inmobiliarias te ofertan las viviendas en base a este parámetro.
¿Qué les queda a las familias económicamente menos pudientes? Evidentemente las peores escuelas. Aquellas en las que precisamente se juntan los niños de un nivel socioeconómico más bajo, creándose otra vez una segregación de alumnos en base al poder adquisitivo de sus padres.
En Reino Unido, desde el momento en que tus padres pueden permitirse llevarte a una escuela primaria o a otra, se determina tu educación y tu futuro. Olvídate de poder acceder a una buena universidad si no recibes una buena educación obligatoria.
Un niño aquí está enormemente condicionado por el poder económico de sus padres cuando nace: recibir una educación escolar decente va a depender directamente de este factor.
Simplificando enormemente el complejo sistema educativo británico y su cantidad de tipologías de escuelas (públicas, privadas, independientes, "grammar schools", academias, "free-schools"...) ya que cada una funciona de una manera en cuanto a financiación y curriculum escolar, consideremos tan sólo dos tipos: las escuelas para las que los padres tienen que pagar por que su hijo estudie en ellas (privadas) y las gratuitas (públicas).
El precio medio por alumno en las escuelas privadas era de 11.500 libras al año en 2012. Hay escuelas que llegan a cobrar 30.000 libras anuales por alumno. Estamos hablando de educación obligatoria. Llevar a tu hijo a una de estas escuelas le asegura prácticamente el acceso a las mejores universidades del país y por consiguiente posibilidades de poder llegar a ocupar puestos importantes en un futuro. Esto lleva inevitablemente a que el país esté dirigido en un 80% de los puestos clave por una élite salida de escuelas privadas. Sólo de la escuela de Eton (una de las más caras) sale un 4% de esta élite.
Si una familia no puede permitirse una educación privada para sus hijos tiene que optar por las escuelas públicas. Lejos de ser un modelo homogéneo, el rendimiento en cada una de ellas es muy dispar y lo recoge el órgano oficial de inspección de escuelas (Ofsted) mediante unas puntuaciones en base a sus inspecciones. El requisito para conseguir plaza en una escuela pública determinada es lo cerca que vivas de la misma. Las escuelas públicas con buenas puntuaciones son lógicamente las más solicitadas, por lo que el precio de la vivienda a sus alrededores sube enormemente. En ocasiones tienes que vivir a tan sólo 200 metros de la escuela para conseguir una plaza, con lo cual incluso el lado de la calle en el que vivas puede ser determinante. Esto promueve una vez más que las personas que pueden acceder a las buenas escuelas públicas tengan que tener un poder adquisitivo acorde para poder pagar por vivir dentro del radio. La especulación inmobiliaria a costa del nivel educativo de cada escuela está servido. Incluso las inmobiliarias te ofertan las viviendas en base a este parámetro.
¿Qué les queda a las familias económicamente menos pudientes? Evidentemente las peores escuelas. Aquellas en las que precisamente se juntan los niños de un nivel socioeconómico más bajo, creándose otra vez una segregación de alumnos en base al poder adquisitivo de sus padres.
En Reino Unido, desde el momento en que tus padres pueden permitirse llevarte a una escuela primaria o a otra, se determina tu educación y tu futuro. Olvídate de poder acceder a una buena universidad si no recibes una buena educación obligatoria.
