4 nov 2012

Que no nos cuenten cuentos

Esta semana comí con un amigo de la empresa a quien considero una persona inteligente de un nivel cultural alto, progresista y me atrevería a decir que de izquierdas, si es que hoy en día alguien sabe lo qué significa esta palabra. Entre otras cosas hablamos del estado de Reino Unido, y de si una huelga general contra las medidas del gobierno de Cameron sería apoyada, a lo que me contestó que en realidad creía que al Gobierno no le quedaba otra alternativa que los recortes y las medidas de austeridad.

Sinceramente me quedé sin habla. Me sorprendió tanto esa respuesta, tan de manual oficial, tan de información no contrastada, tan falaz. Si hasta éste me da esta respuesta, ahora sí que estamos jodidos, pensé. El pensamiento único y el run-run de los medios ha calado muy profundamente en gran parte de la sociedad.

Esta conversación coincidía en el tiempo con artículos que mostraban una de las muchas medidas que no se están tomando por pura falta de voluntad política y no por desconocimiento: la recaudación de esa cantidad ingente de dinero que nuestra querida élite evade sin pudor.

El periódico inglés The Guardian publicaba el martes un artículo titulado "Pase de lista a los pillos que están sangrando al país. La escala de evasión fiscal ya supera la totalidad del déficit. Obligar a la élite a pagar es una cuestión de justicia y necesidad". Las mil personas más ricas del país se han enriquecido con 155.000 millones de libras desde que la crisis comenzó (el déficit del gobierno son 119.000 millones de libras). Se estima que la diferencia entre lo que se debería recaudar y lo que se recauda son 120.000 millones de libras al año: 25.000 millones en evasión fiscal legal, 70.000 millones en evasión fraudulenta y 25.000 millones en retrasos en los pagos. Entre las empresas que más evaden se encuentran Google, Starbucks, Apple, Vodafone, eBay, Ikea, Facebook...

El domingo pasado detuvieron a Costas Vaxevanis, un periodista griego, por publicar la lista de 2000 evasores fiscales griegos con cuentas en Suiza que Christine Lagarde (directora del FMI) entregó a Atenas en 2010. El mundo al revés: el periodista señala los criminales y la policía lo detiene a él. Falciani, el informático ex-empleado del banco suizo HSBC acusado de filtrar 130.000 cuentas de clientes del citado banco está preso en la cárcel de Valdemoro desde Julio.

Como curiosidad e ilustración de la situación en la que estamos, la ONG Access info ha sido condenada a pagar 3.000€ por preguntar al gobierno qué medidas está tomando para luchar contra la corrupción, en el marco de sus obligaciones como país firmante de la Convención de Naciones Unidas Contra la Corrupción. La respuesta ha sido que no tiene derecho a hacer esa pregunta. Alucinante.

Como cifra, tan sólo la riqueza personal de Amancio Ortega (Inditex), 37.500 millones de euros, equivale casi al total del gasto ministerial en los Presupuestos Generales del Estado de 2013: 39.000 millones de euros.


Vicenç Navarro (catedrático de Economía Aplicada y de Ciencias Políticas y uno de los científicos españoles más citados internacionalmente) repite por activa y por pasiva en su recomendable blog que la evasión fiscal en España de las grandes fortunas, corporaciones empresariales y grandes empresas fue de 42.711 millones de euros en 2010, lo cual representa el 71,8% de toda la evasión fiscal. Estos datos muestran que no es que no existan recursos. Lo que ocurre es que el Estado no los recoge.

Por último y para cerrar, el 80% del trabajo de los inspectores de Hacienda se dedica a perseguir a trabajadores, a pequeños empresarios y a autónomos. Y para colmo el Gobierno reduce el número de inspectores.

Creo que es más que evidente que el Gobierno no quiere luchar contra la evasión fiscal. No está equivocado, simplemente sigue el camino correcto para perseguir sus fines, que no son los mismos que predica. Es la excusa perfecta.

El dinero está ahí. Los criminales tienen nombres y apellidos. No seamos tan tontos de creernos que no hay más alternativa, de creernos que el Gobierno hace lo único que puede hacer.